Encontrar una vivienda de alquiler en la ciudad de Inca se ha convertido en una misión imposible en los últimos meses. La gran demanda que existe ha provocado la oferta escasee y que los precios de los pisos de alquiler de larga duración se hayan disparado y que hayan pasado, por ejemplo, de costar 450 euros al mes a costar 600 euros.
Esta situación responde a la falta de viviendas para arrendamientos de larga duración en las zonas costeras. Los trabajadores temporales de la planta hotelera se han encontrado este año con que las viviendas se han destinado al alquiler turístico. Los empleados han buscado en los pueblos de interior y se ha producido un colapso que ha provocado que no haya oferta.
Ante esta situación, el Ajuntament d'Inca ha pedido al Ibavi (órgano que depende de la Conselleria de Territori del Govern) que retome un proyecto para construir 87 pisos de protección oficial para destinarlos al alquiler en un solar de la carretera de Lloseta. El alcalde Virgilio Moreno explica que se ha reunido con los responsables del Ibavi y ha trasladado la necesidad de construir nueva vivienda para responder a la demanda.
Plan estratégico
«Tenemos un problema real de falta de viviendas de alquiler en Inca», según palabras de Moreno que añade que «desde el Ajuntament luchamos para que se retome este proyecto». El alcalde indica que actualmente el Ibavi tiene proyectada la construcción de viviendas en Eivissa y Calvià y está en conversaciones con la Conselleria d'Hisenda para incluir la promoción de Inca en el plan estratégico de la vivienda. La construcción de los 87 pisos de nueva planta en la capital del Raiguer tendría un coste que oscila entre los tres y los cuatro millones de euros.
Por otra parte, Virgilio Moreno recordó que el Ibavi tiene en Inca un total de 106 viviendas, de las que 102 están ocupadas. El alcalde dijo que a 30 de junio había 98 de estas casas habitadas por usuarios directos del Ibavi, mientras que otras cuatro están conveniadas con el propio Ajuntament. Hay otras cuatro que están vacías.
Esta situación provoca que las mismas inmobilarias busquen viviendas en la capital del Raiguer por la falta de oferta ante la elevada demanda. La escasez de viviendas provoca que los precios se hayan incrementado notablemente en los últimos meses y que se pidan 650 euros por un piso sin amueblar, con dos habitaciones y un baño con una superficie total de 60 metros cuadrados, o 790 euros por un piso de tres habitaciones y dos baños con una superficie de 130 metros cuadrados. Si se busca una finca rústica, el precio puede ser de 2.400 euros en el caso de una propiedad de 232 metros cuadrados construidos.
Esta situación de falta de vivienda también se extrapola a otros municipios de interior como es Sineu, Lloseta o sa Pobla, donde los interesadas en alquilar una casa o un piso se encuentran con el mismo problema.