Evelyn Tewes (Alemania, 1963) asume la dirección de la Fundació Vida Silvestre Mediterrànea tras el fallecimiento de su esposo, Juan José Sánchez. Esta bióloga ha dedicado toda su vida a recuperar y proteger la población del buitre negro en Mallorca. No en vano es la única isla del mundo en la que cría la especie.
—Treinta años de lucha y trabajo dan para mucho.
—Cuando empezamos había una única pareja de buitre negro en Mallorca, que no todos los años criaba con éxito. La Conselleria y el GOB detectaron que la especie estaba en riesgo de desaparecer y contactaron con otros expertos de regiones de Europa. En 1986 se creó la fundación internacional para la conservación del buitre negro con sede en Holanda con el objetivo de recuperar la especie en Europa y vinimos a la última Isla del mundo con población de buitre negro.
—Entonces la principal amenaza era el uso de veneno, hoy aparentemente superado. ¿Es así?
— Al principio todas las rapaces se perseguían porque se consideraban alimañas, había sido así desde hacía siglos. El buitre estaba en peligro por la persecución directa, por la captura, por disparos, por envenenamientos... Hasta los años 80 los payeses consideraban al cuervo una especie dañina y ponían ovejas con agroquímicos. No iban a propósito contra el buitre pero estaban acabando con él y con todos los carroñeros. El GOB y Conselleria hicieron una campaña educativa muy importante y en el 87 cuando vinimos pudimos centrarnos en trabajar en recuperar la población.
—¿Cuál es la situación ahora?
—Ha habido una repoblación exitosa. Reintrodujimos ejemplares y en el 92, una vez finalizada la fase de reintroducción ya empezaba a reproducirse por su cuenta. Ahora sigue el ascenso con 35 parejas activas.
—¿Cuáles son ahora las principales amenazas?
—A mediados de los noventa hubo un repunte del peligro por envenenamiento. Se puso de moda la liberación de especies invasoras que amenazaban la caza menor (la marta, la gineta, los gatos asilvestrados...) y en contra de la ley comenzó a usarse veneno ilegal en algunos cotos para acabar con ellas. Todos los carroñeros volvían a estar en riesgo. Ultimamente hay menos víctimas, ahora la amenaza más desarrollada es la presencia de personas en zonas sensibles.
—El humano es el nuevo veneno para el buitre...
—Debido al aumento de las nuevas tecnologías (los GPS, internet...) la gente va a lugares remotos de la montaña sin tener experiencia. Se divulgan las rutas por internet, se promocionan rutas a lugares donde no se puede ir. Como pasó con el veneno, el hombre no quiere molestar al buitre pero lo hace. Los buitres no soportan al ser humano, es la única especie enemiga del buitre negro en la Isla.
—¿Por qué el buitre teme al hombre?
—Es una especie que está en la punta de la pirámide alimentaria y no suele tener enemigos. El hombre es su enemigo natural número 1 y el buitre le tiene miedo por instinto. La presencia de personas en zonas sensibles provoca el abandono de pollos. Las parejas huyen y dependiendo del tiempo, de la temperatura o de las circunstancias el pollito se pierde y solo hacen una puesta al año.
—La educación y la limitación acabaron con la amenaza del veneno. ¿Se debe recurrir ahora a la misma fórmula?
—Lo primero y más importante es que la gente sepa qué pasa cuando una persona entra en una zona sensible. Me gustaría que la gente a la que le gusta en campo pueda visitarlo, es muy importante entrar en contacto con él para aprender a amar la naturaleza. Por eso trabajamos tanto la educación ambiental desde la finca de Son Pons en Campanet. Quiero que la gente vaya al campo a tener buenas experiencias y observar los buitres pero que entienda que acercarse a ellos es contraproducente.
—¿Dónde está el límite?
—Se invade la montaña. La Serra de Tramuntana es relativamente pequeña y los fines de semana tenemos gente en cada pico. ¿Qué tiene que hacer el buitre que no tolera a las personas? Es inmportante mantener una franja de territorio que garantice que puede posarse, comer... Quiero que la gente lo comprenda. Como ocurrió con el uso ilegal de veneno, siempre habrá quien no entre en razón, de modo que esto se tiene que regular por ley.
—Ustedes recurren al voluntariado. ¿Falta personal de control en la Administración?
—Tenemos una buena vía de colaboración con la Administración y un acuerdo para custodiar juntos y buscar una solución a lo que está ocurriendo.