La procesionaria se ha convertido en un auténtico problema en la playa de Torà de Peguera, en una plaga que puede causar serios problemas a residentes y turistas. Las ramas de los pinos están repletas de las bolsas que forman estos animales al elaborar sus nidos. Las orugas caen a montones sobre el suelo.
Las larvas de procesionaria suelen aparecer entre los meses de enero y abril, a medida que las temperaturas se van elevando después del frío invierno.
Residentes y turistas abogan por que se dé una solución urgente al problema. El contacto con estas orugas produce un efecto irritante que pueden ser fatales para las mascotas domésticas.
Es urgente acabar con el problema, pero también señalan que sería preciso que se abordaran tratamientos preventivos como en otros lugares.