Toneladas de plásticos, botellas, neumáticos, animales muertos, pedazos de uralita, neveras, colchones y otros tantos residuos generados por los humanos han circulado estos días torrentes abajo hasta alcanzar el mar.
Buena parte de estos residuos acaban en s'Albufera, el humedal donde desembocan los torrentes que recogen el agua del Raiguer, parte de la cara sur de la Serra y una porción del Pla.
«¿Limpieza?»
La entidad ecologista Gadma ha venido denunciando históricamente los vertidos de residuos en los torrentes. Bernat Fiol, su presidente, señala que «esta es la verdadera basura, no la suciedad natural». Si los torrentes se han desbordado, dice Fiol, en buena medida es porque han sido limpiados con sistemas ineficientes que además los destrozan.
Fiol se refiere a las orugas y excavadoras que entran directamente en el cauce y arrasan cuanto encuentran, incluyendo la vegetación de ribera, que evita el crecimiento de malas hierbas y los desprendimientos de los muros que encauzan el agua. Esta maquinaria pesada destruye también su suelo natural, de piedras, lo que da lugar al desarrollo de plantas impropias que entorpecen la circulación del agua.