Artà, como cada año, ha vivido con intensidad la fiesta de Sant Antoni desde bien temprano. A primera hora han hecho su aparición los dimonis, para realizar la acapta por el pueblo.
Lo han hecho desde la Casa del Trull, el punto de partida de la fiesta, que en esta ocasión ha coincidido con la del obrer Miquel Cursach.
Centenares de jóvenes y vecinos han ignorado las bajas temperaturas que a aquella hora se registraban para experimentar de cerca la fiesta, la más sonada del año, con sus camisas blancas y pañuelos rojos listos para la ocasión.
Con esta vestimenta no han dejado de jalear a los dos dimonis que danzan por las calles de la localidad, con el acompañamiento de la Banda de música y un agradable sol en el cielo. Así, la bulla se mantendrá hasta bien entrada la madrugada.