El merendero del Coll de sa Gramola, inaugurado hace poco más de un año, se ha quedado pequeño. El área de recreo, situada en plena Serra de Tramuntana se adecuó sobre una explanada cercana a la carretera que quedó calcinada durante el incendio que en julio de 2013 asoló la zona y allí se instalaron una decena de mesas y tres barbacoas. Sin embargo, ha sido tal la aceptación del lugar entre los vecinos de Andratx y visitantes que algunos de ellos ya piden al Ajuntament la instalación de más mesas, bancos y barbacoas.
De hecho, los días de mayor afluencia se empiezan a producir pequeñas aglomeraciones en la zona de aparcamiento y colas en las barbacoas, un hecho que provoca que algunos usuarios enciendan hogueras en lugares no permitidos.
El alcalde de Andratx, Jaume Porsell (PP), confirma que la instalación del merendero del Coll de sa Gramola atrae a mucha gente hasta este enclave de la Serra de Tramuntana, al tiempo que asegura que, «si se da la posibilidad», el Consistorio gestionará la dotación de más mobiliario y puntos para encender fuego.
No obstante, Porsell recuerda que el merendero del Coll de sa Gramola se encuentra situado en plena Serra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y, en consecuencia, apela a la responsabilidad de los usuarios del área.
En este sentido recuerda que está «totalmente prohibido» hacer fuego fuera de los puntos permitidos. Asimismo, frente a la proliferación de autocaravanas, advierte de que en la zona está prohibido acampar, aunque reconoce que es complicado determinar cuando este tipo de vehículos puede considerarse que está acampado o no. Sea como fuere, el alcalde asegura que si «el asunto se nos escapa de las manos, tendremos que tomar medidas al respecto».
Por otra parte, además de las demandas de más mesas, bancos y barbacoas, algunos usuarios del merendero del Coll de sa Gramola consultados por este diario, piden también al Ajuntament de Andratx que lleve a cabo algunas tareas de nivelación del terreno, puesto que durante los días de lluvia se forman grandes charcos que dificultan el estacionamiento de vehículos y el acceso a pie al área de recreo.
Una actuación que, de cualquier manera, debe valorarse de manera detenida ya que se trata de una zona afectada por la zona de protección de la Serra de Tramuntana. Desde determinados grupos ecologistas temen que la dotación de más facilidades para el estacionamiento de vehículos y celebración de almuerzos al aire libre pueda conllevar el colapso de un entorno natural frágil.