La presión sobre los arrendatarios de casas rústicas que pagan alquileres que «han quedado anticuados» se extiende en Llucmajor y en otros términos municipales, según manifiestan algunos afectados. Al expirar su contrato, el propietario les exige «subidas del cien por cien, inasumibles para muchas personas». La intención de convertir las casas en alquileres turísticos ha producido el problema.
Uno de los afectados afirma que «en mi caso alquilé la casa hace cinco años. Pago 400 euros al mes por una casa de unos 130 metros en dos plantas sobre un terreno de unos 3.000 metros. Cuando alquilé la casa estaba en mal estado y he invertido mucho tiempo y dinero para mejorarla. Igual pasa con el terreno. Pero ahora me encuentro con la sorpresa de que la propiedad me pide el doble, 800 euros, lo cual trastoca toda mi economía familiar ya que trabajo en Palma y tengo además los gastos de gasolina y de mantenimiento de la casa».
Este afectado ya se ha puesto en contacto con otros que pasan por el mismo problema. También intervendrán abogados.