Los animales vivos reaparecieron este lunes tras varios años ausentes en la tradicional suelta de patos de Can Picafort. Esta vez, no obstante, no se trataba de capturarlos, sino que eran uno de los obsequios con que la organización gratificaba a los participantes que habían conseguido alcanzar algún animalito de goma.
Cerca de 3.000 personas participaron en la fiesta. La organización soltó un millar de patitos de goma y repartió –sorteó– 154 premios varios: fines de semana en algún hotel, bonos para disfrutar un spa, cenas... Y cuatro patos vivos. El grueso de los regalos los aportaron las asociaciones de hoteleros, de restauradores y de comerciantes, como es habitual.