El popular quiosco de hamburguesas del Port de Pollença, propiedad de Juan Ensenyat, no abrirá esta temporada. El pasado 26 de enero el alcalde, Miquel Àngel March (Junts), firmó un decreto en el que ordena la demolición del establecimiento en cumplimiento de un acuerdo de la comisión de gobierno del 19 de abril del 2005, acuerdo que está ratificado por dos sentencias judiciales, la última de ellas del año 2009.
Al igual que ocurre con los Gelats Valls se trata de un quiosco con gran tradición en el Moll. Abrió en 1964 en la zona portuaria y, tras la reforma del entorno, se trasladó en 2004 a su actual ubicación en la esquina de la calle Formentor con Econom Torres.
El quiosco ocupa un solar privado mediante un contrato de alquiler. Disponía de todos los permisos urbanísticos y sanitarios, pero una denuncia vecinal, de la que el propietario responsabiliza al padre de la regidora Iliana Capllonch, motivó que el Ajuntament acordara en 2005 en junta de gobierno su demolición. Podía hacerlo acogiéndose a una cláusula que incluía la licencia de construcción que decía textualmente «procede otorgar la licencia bajo la condición de demoler sin indemnización cuando lo acuerde el Ajuntament».
«El quiosco era un lugar de encuentro para los jóvenes. Con todos mis respetos para el quiosco de helados (yo mismo he firmado en su apoyo) nuestro quiosco iba aún más allá, dando una alternativa económica para que las familias con menos recursos pudieran salir a cenar», dice visiblemente emocionado Juan Ensenyat.
El alcalde, Miquel Àngel March, aseguró ayer que el equipo de gobierno (Junts-UMP) se ha limitado a cumplir dos sentencias judiciales pendientes y que otros consistorios incumplían. El regidor de Urbanismo, Bartomeu Cifre Bennàssar, aseguró que el quiosco de las hamburguesas tenía «quejas reiteradas de olores y cuestiones delicadas de seguridad como el uso del butano».