Una finca rústica ubicada en la carretera de Sineu, a la altura de Son Ferriol, lleva ocho años ocupada por un centenar de gitanos. La convivencia no era pacífica, sino más bien incívica, ruidosa y molesta para los vecinos de la zona. Allí se celebraban peleas ilegales de gallos que perturbaban a las viviendas colindantes. Un juzgado de Palma, tras la denuncia interpuesta por su propietario, ha ordenado a los inquilinos, que reconocieron los hechos durante el juicio, a que la desalojen antes del próximo 10 de febrero y al pago de una multa de una cuota diaria de dos euros, durante un mes, por un delito de usurpación de inmueble.
En julio de 2007, los ocupas accedieron por la fuerza a la finca, careciendo de título jurídico y aún sabiendo que era de propiedad ajena. Se instalaron, con vocación de permanencia ilegalmente, hasta la fecha actual, a pesar de recibir avisos de forma presencial y denuncias del titular de la casa, asistido por el letrado Vicente Campaner. Eran conscientes de que no tenían el consentimiento del dueño, pero aún así continuaron habitándola.
En caso de que las cien personas desahuciadas, a quienes se les ha concedido un periodo de un mes, no abandonen la finca, incurrirán en un delito de desobediencia a la justicia y será la policía quien actúe para hacerlo efectivo.