El pueblo de Sant Joan volvió a erigirse en protagonista del Pla por un día. Centenares de personas se acercaron a esta localidad para disfrutar de una amplia oferta artesanal, agrícola, ganadera e industrial así como una degustación de los productos propios de las matances. Destacando sobre todo la anual Festa des Botifarró. Una cita tradicional y gastronómica que se erige en el mejor escaparate promocional del municipio.
El nuevo consistorio ha decidido que este año sea el último en el que coincida la Fira y la Festa del Botifarró, una combinación después de dos años volverá a pasar a la historia. Al mediodía visitantes, turistas y algunos lugareños se acercaron a la carpa de la Plaça Constitució para catar los botifarrons, llonganisses o llom, que se asaban ellos mismo.
La Festa del Botifarró recupera la dirección y organización de la Penya Motorista, entidad que la fundó en 1966. La inclusión de esta celebración en el calendario estatal festivo hace que sean numerosos los turistas que cada año se acercan hasta la localidad del Pla para comer este embutido.
En el resto de calles del municipio, animales, artesanía, comida o las paradas solidarias de diferentes colectivos animaban el ambiente de la muestra, que notó la celebración de muchas otras ferias en el resto de la Isla y por ello disminuyó la presencia de visitantes.