La construcción de muros de contención en la carretera de Escorca, próximos al desvío de sa Calobra, ha motivado las quejas de personas que transitan por esta zona. Ven mucha «peligrosidad» en los muros que se están construyento en uno de los laterales, ya que angostan una estrecha carretera por la que transitan autocares y numerosos ciclistas.
El director insular de Carreteras, Rafel Gelabert, afirma que «estas obras de mejora se están realizando con todos los informes técnicos favorables. Hay un director de obra que debe determinar si el desarrollo de las obras incrementa la peligrosidad. Y no tenemos ningún informe en este sentido».
El problema es que en esta zona hay peligro de aludes. Al levantarse un muro pegado a la carretera es casi imposible que los desprendimientos se precipiten sobre el asfalto. Pero el muro también quita margen a los vehículos. Donde había una suave pendiente de tierra, prácticamente al mismo nivel del asfalto, ahora hay una pared, incluso en curvas. Son unos 400 metros en diferentes tramos. La visibilidad también queda reducida. Un ciclista podría quedar perfectamente atrapado entre un autocar y un muro de más de un metro de altura.
La causa es que el Consell ha emprendido estas obras sin expropiar ni un centímetro a las grandes fincas colindantes. Utilizan el angosto terreno público situado junto al asfaltado. Gelabert considera que «la aprobación de estas mejoras se ha realizado sin ningún problema y con todos los informes favorables». Sin embargo, otras fuentes señalan el «contrate» entre la reforma de esta carretera, donde «no se ha ensanchado ni medio metro, aunque es absolutamente necesario desde una perspectiva de seguridad, con lo que ha pasado con otras carreteras, como la Selva-Moscari-Campanet, donde sí ha habido ensanche de la vía y expropiación de zonas privadas precisamente alegando motivos de seguridad».