El Grupo de Ornitología Balear (GOB) y Defensa de la Naturaleza ha denunciado ante la Fiscalía el vertido de aguas residuales de la depuradora de la Colonia de Sant Jordi en la cueva del Dolç de esta localidad mallorquina.
Se trata de hechos «muy graves y significativos» susceptibles, según el GOB, de ser considerados como un presunto delito continuado contra el medio ambiente y la salud de las personas.
En un comunicado, el GOB alude a un número de la revista «Endins», de la Federación Balear de Espeleología, donde se exponen dos artículos científicos sobre esta cueva subacuática de notable importancia tanto geológica como científica.
En ambos informes se detallan los efectos negativos de estos vertidos sobre las aguas subterráneas y «potencialmente» sobre la salud de las personas debido a una práctica de vertidos residuales «mal depurados o sin depurar», y que son probablemente demasiados frecuentes.
En estos artículos se indica que las aguas de la depuradora de la Colonia de Sant Jordi, que es propiedad de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente y Territorio, se introducen en esta cueva, por lo que no es aconsejable la inmersión durante los meses de verano por la poca visibilidad y por motivos de salud.
En invierno, el proceso de depuración es correcto, pero el problema se produce en verano con el considerable aumento de la población residente y los turistas, por lo que no se consigue unos «mínimos eficientes» de depuración de las aguas.
Entre las conclusiones se recoge que «el vertido de aguas residuales provenientes de la Colonia de Sant Jordi supone la contaminación de las aguas subterráneas y la destrucción progresiva de una cualidad excepcional, con unos valores patrimoniales, naturales, geológicos y biológicos de primer orden».
La cueva actúa como un gran emisario que conduce «directamente» las aguas residuales al mar, se indica en estos artículos.