El cementerio de Alcúdia está dividido en dos zonas. Una parte es la que se conoce como el cementerio católico (el de mayor tamaño) y la otra es el cementerio civil o protestante, donde fueron a parar los restos de una veintena de difuntos que, por razones religiosas, no podían reposar junto a las almas católicas.
A lo largo de su historia, ambos Camposantos han permanecido aislados el uno del otro y, de hecho, el acceso al cementerio civil o protestante solo era posible si se solicitaba expresamente. Hay que decir que los más aventurados saltaban la valla para visitar a las conocidas como las «almas impuras», entre ellas, está la tumba del británico Kenneth Cromar, fallecido en 1924 y que tiene por lápida la hélice de un hidroavión de la Royal Air Force (RAF).
El Ajuntament realiza ahora obras en el cementerio que permitirán por primera vez conectar ambos recintos y acceder, sin restricciones al cementerio civil. El proyecto tiene un presupuesto de 45.000 euros y un plazo de ejecución previsto de ocho semanas.
«Lo que hacemos es conectar el cementerio religioso con el civil, que quedará integrado. Se habilita un espacio para el depósito de cenizas y se hace una rampa que permitirá el acceso a los minusválidos», explica la alcaldesa Coloma Terrassa.