Un año más, y con este ya van treinta y cinco, más de 12.000 ciudadanos de 44 localidades de Mallorca salieron a la calle durante la madrugada de ayer para participar en la Pujada a Lluc a Peu de la Part Forana.
El buen tiempo propició que la subida fuera un éxito rotundo. «Ha sido una pujada guapa y tranquila en la que no hemos tenido que lamentar incidentes destacables», según explicó el presidente de la asociación de Antics Blauets, Gabriel Ferragut.
Una vez en el santuario, los marxaires asistieron a la misa que se celebró en el Acolliment y que fue presidida por el obispo de Mallorca, Xavier Salinas. Las máximas autoridades políticas, como José Ramón Bauzá, Maria Salom o Joan Rotger, entre otros, tampoco faltaron al acto.
Justamente, aprovechando la asistencia de los políticos, el prior de Lluc, Antoni Vallespir, lamentó la poca colaboración de las instituciones con la restauración del santuario después del ‘cap de fibló'. Ayer se puso fin a la campaña ‘Una teula per Lluc' mediante la que se han recaudado 180.000 euros. El seguro ha aportado otros 180.000 euros aunque las obras han tenido un coste de 1,21 millones de euros y tanto el Govern como el Consell han excusado su falta de colaboración con la crisis.
Uno de los momentos más emotivos fue durante la entrega de la insignia a título póstumo a los familiares de Macià Tortella, un colaborador de la Pujada a Lluc a Peu que falleció el año pasado, y al peregrino de más edad que este año ha sido el inquer Antoni Alorda de 86 años de edad.