Montuïri estalló ayer de júbilo en el momento más esperado de la revetla del patrón Sant Bartomeu. A partir de las seis de la tarde, montuïrers, visitantes y turistas comenzaron a llenar la Plaça Major. Ante el catafalco, los jóvenes quintos calentando motores al grito de «Cossiers» o «Banya Verda, rostoll!» Gritos de guerra que se convirtieron en ovación cuando los xeremiers hicieron acto de presencia en el entarimado, minutos antes de las seis y media, casi coincidiendo con la entrada triunfal en la plaza del Dimoni más temido.
El olor a albahaca se hizo más presente cuando los siete danzarines se plantaron sobre el catafalco. Al toque del flabiol y el tamborino, Tomeu Fullana, Joan Albert Cerdà, Miquel Lluís Arbona, Toni Sánchez, Miquel Ginard, Pere Servera y Tomeu Verger interpretaron Flor de Murta, la danza por excelencia de los Cossiers, que tanto emociona a los montuïrers, en la que el Dimoni es vencido por la Dama.
Tras el baile, el Dimoni comenzó a repartir escorretjades entre sus más fervientes seguidores, jóvenes y quintos, que tras provocaciones intentan evitar alguna que otras llenderada que marca muslos y piernas.
‘Completes'
Mientras, los Cossiers se desplazaron hacia la rectoría y desde allí hacia la iglesia con el baile de Els Mocadors. En el interior del templo parroquial se llevaron a cabo las Completes en honor al patrón Sant Bartomeu.
Después, los danzarines volvieron a la plaza entre un gran ambiente. Allí danzaron, por segunda vez este mes, La Mitjanit, la última danza recuperada de los Cossiers, que ya estrenaron el pasado día 15.
A partir de ese momento se inició el tradicional recorrido por las calles del pueblo. Una marea humana persigue a los Cossiers y al Dimoni mientras éste va realizando carreras y aplicando penitencia con la llendera a los más atrevidos. Tras la verbena en es Dau, hoy, a las 12 horas y en la plaza Major, los Cossiers y En Banya Verda realizaran su última aparición del año.