Es probable que el tiempo primaveral que ha reinado durante esta Semana Santa sea una de las causas del incremento de grupos que han acampado en la cercanía de Lluc por estas fechas. Frente a las 40 tiendas que acamparon el año pasado, el primero en que el Govern cobró una tasa de 5 euros por persona (mayor de 14 años) y día, ayer se contabilizaban más de cien.
Hay tres zonas donde se puede acampar: los alrededores de la Font Coberta, donde se habían instalado unas 70 tiendas, la zona de Germanor, con una veintena, y la dels Pixarells, con una decena más. Los campistas eran mayoritariamente familias mallorquinas que conservan la tradición de pasar la Semana Santa disfrutando de la naturaleza y del santuario, y aunque menos que en años anteriores, aun hay algún grupo de jóvenes postadolescentes con ganas de hacer bulla. No obstante, la presencia de grupos de esta última tipología de campistas ha disminuido notablemente en los tres o cuatro últimos años. «Ahora se puede dormir perfectamente por la noche», comentaba ayer un padre de familia acampado en la Font Coberta.
La hospedería del santuario, por su parte, tenía una ocupación aproximada del 70 por ciento, lo habitual por esas fechas. También hay mallorquines, pero la mayor parte de los que optaban por dormir sobre colchón eran extranjeros que se habían instalado unos días allí para hacer excursiones y gozar del santuario.
Hay que destacar también el elevado número de personas que han visitado Lluc estos días pero que no han dormido allí. Ayer al mediodía, la cola de coches para entrar en el aparcamiento casi alcanzaba el cruce de las carreteras de Pollença y Camiari. La cantidad de ciclistas que subían desde Inca, Sóller o Pollença era asimismo considerable. La zona habilitada para hacer fuego ( torrades y paellas) estaba casi llena, y la plaza de los Pelegrins -ayer pasaba la Ultra Serra de Tramuntana- estuvo animada toda la mañana.