El cese y la renuncia de dos regidores del equipo de gobierno, Sebastià Sureda (PSOE) y Catibel Llabata (UCAP), que se hizo efectiva ayer en un pleno extraordinario, deja al descubierto una situación de «inestabilidad» tras un goteo de dimisiones, destituciones o renuncias. «Es la legislatura del desgobierno».
Así lo manifestaron los dos grupos en la oposición, PP y Més que denunciaron «discrepancias internas» en el seno del equipo de gobierno (PSOE-UCAP y es Grup).
En una sala con público, ninguno de los dos regidores que dejan el cargo acudió al pleno de renuncia. El alcalde, Rafel Fernández (PSOE) negó que «haya ningún tipo de discrepancias» y que «las dimisiones son debido a motivos personales o laborales».
En el caso de Sureda, que era regidor de Hacienda y de Vías y Obras, la destitución viene motivada por «una falta de confianza», según afirmó el alcalde.
Hace dos semanas, se montó un revuelo en la localidad ante el asfaltado del carrer Església e incluso hubo algunas voces que apuntaban a que este hecho había sido el detonante para la destitución del edil de Vías y Obras. Ayer el alcalde aseguraba que «no ha sido éste el motivo» aunque reconoció que esta decisión había sido controvertida.
Será la regidora Mónica Viejo, tras dos renuncias anticipadas, quien entrará en sustitución de Sureda y asumirá el departamento de Vías y Obras. Por lo que respeta a Llabata, la renuncia viene motivada por «motivos profesionales y personales». La presidencia del Patronat del Castell será asumida ahora por Carme Riera (UCAP), edil de Turismo. Isabel Blanes entrará en sustitución y no asumirá ninguna cartera.
Joan Ferrer (PP) dijo que «el alcalde tiene una actitud caciquil de ordeno y mando y prepotente».
Por parte de Més, Pere Fuster, comentó que «ha sido un espectáculo lamentable, fruto de guerras internas y lo mejor que puede pasar es que acabe esta legislatura».