Pollencins y jóvenes de otros pueblos vivieron ayer con fervor la fiesta del Pi de Sant Antoni, un pedazo de madera de casi 22 metros que trajeron en carro desde Ternelles hasta la plaza Vella y que luego, uno de ellos, consiguió escalar. El pino fue coronado a las 22.00, y el joven que alcanzó su cima es Joan Miquel Seguí.
La fiesta del Pi de Sant Antoni empezó cuando acabaron las beneïdes, hacia mediodía. Entonces, cientos de personas partieron a pie a la finca de Ternelles, abierta ese día, para traer el pino al pueblo. Tal y como manda la tradición, allí el Ajuntament les invitó a un energético almuerzo de pa amb oli amb tomàtiga i arangades y mesclat (palo con casalla). Algunos, sin embargo, optaron por torrar. Sobre las dos, la comitiva inició el regreso a Pollença, el pino sobre el carro. No llegaron a la plaza Vella hasta las 19 horas de la tarde. El viaje de vuelta de Ternelles siempre es difícil: hay que conseguir que un pedazo de madera de 22 metros pase por las estrechas callejuelas del centro de la villa. Además, a menudo se registra algún incidente (el peligro que entrañan las ruedas del carro girando y los mecanismos de sujeción del árbol han provocado alguna amputación), pero este año afortunadamente no hubo que lamentar ninguno.
Una vez en la plaza Vella, pues, los jóvenes enjabonaron el pino para que la hazaña de escalarlo resultara aun más difícil. Luego lo plantaron, y al fin empezó la pugna entre los más fuertes para coronarlo.
El pino quedará plantado en la plaza Vella hasta el Miércoles de Ceniza. Se dice que de su madera sobrante se fabricaban las espadas o para la batalla de la Patrona.