¿Habrá o no habrá reforma circulatoria la próxima semana en Sóller? Ni siquiera lo sabe el propio concejal de Gobernación, Gabriel Darder (PP), incluso después de haberse comprometido ayer por la mañana con la oposición, durante una comisión informativa monográfica, a repensarse de nuevo los cambios aprobados hace unos meses por la Mesa de Movilidad. El caso es que ni los informes de Policía ni la opinión pública refuerzan este enésimo cambio, el tercero en un año, aunque ésta vez con efectos más importantes sobre la circulación.
Darder volvía a cambiar de opinión después de la celebración de la Junta de Gobierno Local afirmando que «seguramente los cambios se pondrán en marcha tal y como estaba previsto -el próximo miércoles- aunque primero debo consultarlo con otros miembros del equipo de gobierno porque quiero tener la opinión de todos». Una hora antes la oposición y , según testigos, el propio jefe de Policía, Josep Porcel, le había hecho ver los efectos negativos que tendrá la reforma, que convierte la calle Isabel II en acceso directo al centro, lo que implicaría tomar medidas «correctoras» importantes, llegando incluso a tener que trasladar el mercadillo de los sábados o a eliminar el sistema de semáforos, que tanto ha costado implantar y que se ha modificado hace solo dos meses.
Desde la oposición se recuerda que con esta nueva reforma «se rompe el espíritu del Plan de Movilidad vigente, orientado a la pacificación del tráfico en el centro ya que éste se volverá a saturar de coches». Además exhibe un informe jurídico fechado en 2011 en el que se dice que cualquier decisión sobre el tráfico rodado «que contradiga este plan deberá aprobarse siguiendo los mismos trámites que éste», o sea previo debate en un Pleno. Sin embargo la misma oposición admite que durante la anterior legislatura se hicieron cambios contrarios a dicho Plan de Movilidad sin pasar este trámite.
Darder recuerda que el Plan de Movilidad «no dice absolutamente nada sobre ninguna calle en concreto» y defiende la modificación por «petición ciudadana», ya que actualmente «se tienen que dar grandes rodeos que de esta forma se evitarán», algo con lo que no está de acuerdo la oposición. Miquel Gual (Entesa) critica además que «todo este embrollo sea a propuesta de una mesa de movilidad en la que la única representación ciudadana es la de los taxistas y los transportistas, que no serán ni de lejos los principales afectados, ya que ni siquiera tienen problemas para aparcar».