Sor Tomasseta, Santa Catalina Tomàs o la Beata, le llamen como le llamen, volvió a levantar pasión anoche en Santa Margalida, en la procesión más típica de Mallorca, tal y como se la conoce. Este año también hubo algo de política, pero menos que en la edición anterior: el president del Govern, José Ramón Bauzá, no asistió, y se notó, pero no faltaron lazos cuatribarrados.
La procesión transcurrió como marcaba el guión, sin incidentes. La principal novedad fue una carroza que representa a la santa mallorquina en la parroquia de Sant Nicolau de Palma. Cabe destacar también el gran número de colles de pagesos que participaron: cerca de 800, un centenar más que en 2012, según datos facilitados por los organizadores. Las colles de pagesos son parejas o grupos de tres. A cada pareja le corresponde inicialmente una jarra, y a los grupos de tres payeses dos jarras. Las sujetan ansa per ansa, y los dimonis, si lo logran, se las quitan y las rompen (trencadissa). Este año se han puesto entre 3.000 y 3.500 jarras a disposición de los payeses. A medida que los dimonis hacen la trencadissa se reponen.
Isabel Cerdà Roig, de 18 años, fue la encargada de encarnar la Beata Major, una tarea que desarrolló perfectamente, imperturbable a las tentaciones de los dimonis. Le acompañaban Rosa Maria Mas, Caterina Ramis y Margalida Socies.
Sin Bauzá
Aunque con bastante menos tensión que el año pasado, la política volvió a planear sobre la procesión. El equipo de gobierno de Santa Margalida (en manos del PSOE, los Independents y Convergència), sin el ya ex alcalde Miquel Cifre y con Antoni Reus ahora al frente, invitó a todas las autoridades que marca el protocolo, pero también a algunas fuerzas civiles que se oponen a la política que lleva a cabo el PP en el Govern. Estaba, por ejemplo, un representante de la Assemblea de Docents –que pretende convocar una huelga indefinida en la educación a partir del 15 de septiembre– y se invitó al presidente de Médicos del Mundo, asociación que se ha opuesto rotundamente a que los inmigrantes sin papeles no puedan tener su tarjeta sanitaria. También estuvo en la procesión, aunque no con las autoridades, Kalidou Amadou, el amigo de Alpha Pam.
Asimismo, se invitó al exconseller Rafel Bosch, por su voluntad –cuando ejercía como tal– de resolver los problemas en infraestructuras educativas que padecía el municipio, pero no acudió. Sí que estuvo el que fuera gerente del IBISEC en tiempos de Rafel Bosch, Pere Mas.
El president del Govern estaba invitado, pero delegó en Núria Riera, consellera d'Administracions Públiques. En los corrillos se comentaba que Bauzá estaría de vacaciones, pero nadie sabía dónde. Tampoco acudió la actual consellera d'Educació, la menorquina Joana Maria Camps, ni la presidenta del Consell (Maria Salom), que delegó en su vicepresidente Joan Rotger, pese a ser invitados. Quien sí asistió fue la presidenta del Parlament, Margalida Durán, que portó la vara de alcalde, enlazada, durante la procesión.
De hecho, lazos cuatribarrados se vieron muchos. Dimonis, pagesos, xeremiers, músicos... Mucha gente exhibía el lazo y alguno lo apretaba con fuerza al pasar frente al palco de autoridades, que por cierto estaba custodiado por dos guardia civiles uniformados.
De la fiesta de ayer cabe destacar dos aspectos más: la ovación que se llevó Guillem Feliu, rector de Santa Margalida, al anunciar que el 29 de septiembre dirá su última misa en la Vila, y el sentido homenaje que los dimonis rindieron al bar Can Malet, donde se pone punto y final a las verbenas de las fiestas de la Beata.