Las andanzas de los quintos son de sobra conocidas en Mallorca. Alabados por unos y temidos por otros los encuentros de los jóvenes que alcanzan la mayoría de edad son sinónimo de juerga.
La tradición, vinculada en sus inicios a los jóvenes que se marchaban al servicio militar, lejos de perderse con la supresión de la mili se reinventó en Mallorca, incorporó a las jóvenes quintas y ha ido creciendo si cabe aún más a través de las redes sociales. Los binissalemers han aprovechado precisamente las posibilidades de reencuentro que facilitan las redes sociales para organizar la primera Gran Quintada de Binissalem que reunió ayer en el municipio a 700 vecinos y vecinas nacidos entre 1971 y 1995.
Los jóvenes y ya no tan jóvenes, almorzaron junto con sus compañeros de quinta en los distintos restaurantes de la ciudad para reunirse pasadas las 16.00 horas, ya comidos y bebidos, en la plaza de la iglesia.
La juerga, lejos de ser un fenómeno aislado, promete repetirse el próximo año ampliando el programa de la segunda Gran Quintada con la celebración de algún concierto multitudinario. «Este año era muy precipitado pero para el 2014 tenemos mucho más tiempo», explicaron los organizadores.