Sóller tendrá por fin el proyectado museo industrial en la Fàbrica Nova, un excepcional testimonio de la industria textil que floreció en el valle a finales del siglo XIX. Pero la iniciativa no se llevará a cabo tal y como la concibió en su momento la hija ilustre de Sóller, Adela Oliver, fallecida en 2002 -que dejó en herencia la mitad de la propiedad al Ajuntament con la condición de que desarrollara este equipamiento cultural- sino de la mano del conocido empresario alemán Franz Kraus, propietario de la plataforma comercializadora de productos locales Fet a Sóller y de los herederos de Adela Oliver, que meses atrás ya reclamaron al Ajuntament la devolución de esta parte del legado por haberse incumplido el acuerdo.
Franz Kraus y Xavier Oliver, éste último en representación de los herederos, anunciaron ayer la puesta en marcha de un proyecto de «dinamización económica y cultural» que permita salvar el edificio, ahora ya en avanzado estado de degradación, a través de un «museo industrial en vivo» en el que se ubicarían, además de parte de las actividades empresariales de Fet a Sóller, una representación de la historia industrial del municipio. «No se tratará de un museo inerte sino de una demostración práctica de las actividades industriales en materia textil, alimentaria y agroalimentaria, esta última actualmente la más importante del Valle». Según Kraus, «se trata de un proyecto que, de entrada, ya ha recibido el visto bueno del Consistorio cuya colaboración será imprescindible, ya que habrá que realizar un cambio en la actual calificación urbanística de la Fàbrica Nova». Kraus cifra la inversión entre «uno y dos millones de euros», pero sobre todo quiso destacar la importancia que supondrá para «aportar un nuevo atractivo a la ciudad, productivo y generador de nuevos puestos de trabajo».
Devolución
Por su parte Xavier Oliver recordó que «el Ajuntament aún no ha devuelto formalmente el edificio a los herederos a pesar de que ya hace cinco años que el museo que se proyectó conjuntamente ya debería estar finalizado». Oliver remarcó que «esta iniciativa permitirá salvar el inmueble de una degradación que en pocos años podría ya ser irreversible, a la vez que supondrá destinarlo a un proyecto bastante coincidente con los deseos de la señora Oliver».
Kraus quiere que el proyecto sea ya una realidad en 2014 y confía en la «máxima colaboración institucional ya que se trata de una iniciativa no solamente cultural sino de reactivación económica y turística».