Cerca de 200 personas participaron ayer en la marcha convocada por la Plataforma Pro Camins Públics y por la Associació de Cavallistes para reivindicar la recuperación de la carretera vieja de Pollença a Lluc. La marcha se disolvió oficialmente a la altura de la finca de Can Pontico -propiedad de la familia del alcalde de Pollença, Bartomeu Cifre (PP)- donde, aunque abiertas, se mantienen las barreras y un jardín ocupa parte del viejo trazado.
En este tramo de aproximadamente 100 metros, la carretera vieja va paralela a la carretera actual y pasa sobre la misma hasta en cuatro ocasiones. La familia del alcalde ha presentado un recurso contra la delimitación del Consell y pide la desafectación.
El propio alcalde de Pollença, Bartomeu Cifre, había eliminado esta semana por orden del Consell los candados que impedían la apertura de las barreras de Can Pontico y el Consell había abierto un paso en otros puntos de la finca de Ca na Borrassa (también de su propiedad). En Ca na Borrassa el Consell cortó la rejilla y habilitó unas portezuelas para que pasen los excursionistas sin que escape el ganado.
Los cambios no han sido suficientes para la plataforma que pidió ayer in situ la dimisión del alcalde como «usurpador». «De los cinco propietarios usurpadores el Santuari de Lluc, Menut y l'Empeltada han quitado las barreras voluntariamente pero las fincas representadas por el alcalde de Pollença han continuado con la usurpación. ¿Por qué esta diferencia de trato? ¿Porque alguien es el alcalde? Consellera no haga tratos de favor», dijo Joan Crespí, portavoz de Pro Camins.
Aunque la plataforma dio por disuelta la marcha en Can Pontico muchos continuaron hasta alcanzar Lluc. A su paso encontraron solo otra barrera, la de Muntanya. Está sí tiene el visto bueno de los senderistas porque «incluye sistemas de apertura adecuados para los caballistas y ciclistas, entre otros usuarios».