Ha pasado exactamente un mes desde que un cap de fibló arrasara el Santuari de Lluc y buena parte de las fincas agrícolas y ganaderas de la zona. El prior, Antoni Vallespir, y los payeses se despertaron ayer con la vista fija en el cielo después de una noche de lluvias que no ha provocado nuevos daños pero que puede complicar los trabajos de rehabilitación porque los tejados aún están expuestos.
La limpieza de torrentes no ha finalizado por lo que hay riesgo de inundaciones.
La cubierta
Las obras de rehabilitación de la cubierta del Santuari de Lluc comenzarán mañana lunes después de que el patronato haya decidido adelantar el dinero necesario para financiar la reforma sin necesidad de esperar a las aseguradoras. A la espera de que comiencen a montar los andamios las visitas de mallorquines se disparan en el monasterio «un símbolo del corazón de Mallorca», dice el prior Vallespir. Ya han recaudado más de 20.000 euros a través de la campaña de apadrinamiento de tejas. Aún permanecen cerrados media docena de alojamientos situados en el tercer piso y están precintadas algunas zonas comunes por razones de seguridad.
Mientras, los payeses, luchan con sus propios medios para recuperar sus fincas.