Son Coletes se llenó ayer de música, poesía, flores y sentimiento. Un año más el tradicional homenaje a las víctimas de la represión franquista sirvió para hacer memoria y reivindicar, 81 años después, la validez de las ideas de la República. El comité de son Coletes organiza, año tras año, este sentido tributo donde se recuerda a los que lucharon por la libertad y donde afloran los testimonios personales convirtiéndose en protagonistas.
El tiempo no consiguió deslucir el acto, ni incluso cuando llovió y se sacaron los paraguas. Más de 200 personas quisieron sumarse a este acto de homenaje. Se hizo el silencio y «el cant dels ocells», a cargo de Maria Rosselló, abrió el acto. Francisca Mas (Montuïri) y Guillem Fornés (Pollença), familiares de las víctimas del franquismo fueron los encargados este año de depositar la corona de laureles en la fosa común.
Posteriormente se dio lectura al manifiesto del comité que narró la historia de una abuela (que le mataron a su padre) y su nieta que visitan el cementerio un 14 de abril.
El comité pidió de nuevo la instalación del Mural d'en Frau, «lo seguimos exigiendo veinte años después. El mural ha de estar en su destino inicial». Recordaron que se han instalado réplicas en otros pueblos como Petra, Porreres, Palma o Capdepera. También pidieron el cambio de nombre de las calles que hacen alusión al franquismo.
Testimonios
Uno de los momentos emotivos también se produjo con la intervención en el acto de testimonios personales. Participaron el colectivo Dones de Llevant, también tuvo representación la asociación Memoria de Mallorca y otras personas que narraron las vivencias de sus familiares.
El acto acabó con una ofrenda floral de los asistentes que iban dejando los claveles en la corona de laurel. En la entrada también se pudo ver un mural con una lista de los nombres de muertos o desaparecidos.