El pueblo de Binissalem despidió ayer la XLVII edición de las Festes del Vermar con el acto más institucional, que puso punto y final a dos semanas de celebraciones, en el que se celebró el tradicional concurso de racimos de uva, que ganó Nicolás Murillo con un racimo de 3,4 kilos, y la ofrenda del most novell a Nostra Senyora de Robines por parte de los Vermadors de este año.
Durante el acto, la maestra de ceremonias, Maria Antonia Bibiloni, aprovechó para dar a conocer los datos de la vendimia de este año. Bibiloni explicó que «la calidad, la maduración y el estado sanitario de la uva hacen prever una buena cosecha que, seguramente, será como la del año pasado que fue calificada de excelente», aunque se prevé que la producción sea un poco inferior. Actualmente se han recogido 2.053.385 kilos de uva de los que 1.485.080 son de las variedades de vino tinto.
Apoyo
La parte más emotiva del acto de ayer por la mañana fue de la mano del alcalde, Jeroni Salom, que volvió a presidir el Dia Gran de Binissalem después de un mes de estar retirado de la vida política por motivos de salud. Durante su discurso Salom quiso agradecer todas las muestras de apoyo recibidas y aseguró que «será difícil y costará mucho tiempo poder devolver todas las muestras de cariño que me han llegado».
Aun así, el alcalde no olvidó los momentos complicados por los que pasa la sociedad debido a la crisis. «Desde el Ajuntament no malgastaremos ni un euro», dijo Salom, e hizo un llamamiento a las autoridades presentes como el president del Parlament, Pere Rotger; el conseller d'Agricultura, Gabriel Company; y la consellera de Medi Ambient del Consell, Catalina Solar, para que las «instituciones supramunicipales hagan un esfuerzo para ayudar a los ayuntamientos».