Indignación, rabia, resignación. No hay otras palabras para definir el ambiente que se respira entre los padres y madres de los alumnos del futuro IES Sant Marçal, pendiente de construir, un proyecto con demasiados interrogantes cuando sólo faltan dos meses para el inicio del curso escolar.
Convocados por el Amipa IES Sant Marçal, el jueves se acordó en asamblea redactar un documento de mínimos que se presentará a los responsables de Educació con una serie de puntos que «los padres no estamos dispuestos a consentir que los políticos pasen por alto». El principal es que «tengan claro que los niños no son marionetas que pueden mover sin miramiento, si el curso empieza en unas instalaciones allí debe acabar». Ya que ahora mismo es una incógnita donde se iniciarán las clases. Se manejan tres opciones: aulas modulares, la vieja escuela del Pont d'Inca o la escuela de Santa Maria que acogerá a los alumnos de ESO del municipio.
La construcción de aulas prefabricadas no convence a la conselleria d'Eduació al considerarla una opción «complicada y costosa, y con fecha de caducidad». También indicaron que la opción de la escuela vieja «se tiene que analizar con cuidado», hay dos aulas en condiciones, «suficientes para acoger a los 60 alumnos que deben iniciar el curso».
El traslado a Santa Maria parece no gustar al concejal de Educación, Xisco Ferrà, que considera «que los niños de Marratxí tienen que estudiar en su pueblo».
A pesar del espíritu conciliador del Amipa, que preside José Fernández, algunos padres plantearon adoptar medidas de fuerza. Se quejaron de que «nos han venido con canciones desde marzo» y se preguntaron «de qué sirve tener un presidente de Marratxí, que nos ha vendido». Plantearon tomar medidas y preparar una gran concentración ante del Consolat, buscando el apoyo de todas las asociaciones de padres del municipio y otros colectivos. En todo caso, la dirección del Amipa esperará a la reunión que con Educació.