«Al atardecer aparecen nubes de mosquitos. Hemos comprado albahaca y velas para repelerlos. Hace poco, una pareja nos dijo que la cena estaba muy rica pero que la próxima vez no invitarían a los mosquitos». Es el testimonio de Antònia Gual, copropietaria del restaurante Ca'n Ripoll, en el centro de Inca. Los propietarios de este celler y de otros establecimientos cercanos, así como los vecinos que viven en la calle Bisbe Llompart, están hartos de convivir con los mosquitos y cargar con las molestias que les causan.
El foco tiene su origen en la rotura de la fosa séptica de el antiguo celler Es Molí Vell, cerrado desde hace diez años. «Las aguas fecales de la comunidad de vecinos que vive en los pisos que están sobre el celler desembocan abajo, de aquí el foco», explica la segunda teniente de alcalde de Inca y regidora de Servicios, Rosa Tarragó (PP), quien precisa que «no se trata de una plaga, sino de un foco localizado».
La solución podría llegar hoy. Tarragó explica que los vecinos han contratado a una empresa especializada para que repare la fosa, limpie la zona inundada y extermine el foco de mosquitos.
El retraso registrado en para poner fin al problema se debe a que el propietario de Es Molí Vell no ha respondido a los requerimientos y que, para acceder al inmueble, «se tuvo que pedir autorización en los juzgados».