Los vecinos de Can Picafort vivieron ayer con sentimientos de sorpresa e incredulidad la noticia del día. El que hasta ahora ha sido el rector del pueblo, Pere Barceló, ha sido apartado por el Obispado de sus oficios pastorales y se le ha prohibido ejercer su magisterio por una supuesta «conducta irregular cometida en el pasado» relacionada con unos supuestos abusos en que había implicados menores.
La mayoría de los vecinos se mostraron sorprendidos por la noticia y aseguraron «no tener conocimiento previo del caso». «Hace años que don Pere es el rector de la parroquia de la Asunción y nunca he tenido conocimiento de ningún incidente, nunca nos lo hubiéramos esperado», explica una vecina. En este contexto, la familia Frau aseveró que hasta ayer mismo (jueves) «el sacerdote estuvo trabajando intensamente con los vecinos en la preparación de la Semana Santa».
Algunos han sido críticos con la Iglesia y defienden que «no es lícito que se nos pida que seamos católicos y después abusen de menores». Muchos canpicaforters dejan la puerta abierta a futuros cambios dentro la Iglesia y apuestan para que se «permita el matrimonio a los sacerdotes» y también había quien ayer aseguraba que «todo era un montaje contra Barceló». La mayoría de los vecinos estaban preocupados por cuál será el futuro de la parroquia después de que el rector haya sido apartado y que el diácono permanente de la iglesia, Miquel Capó, muriera recientemente. Temían que el vacío dejado por Barceló no se cubriera, pero Pere Fiol, rector de Muro, asumirá temporalmente las tareas de Barceló y dará continuidad a la vida parroquial hasta que se elija al cura que de manera definitiva gestionará la parroquia.
Pese a la mayoría de religiosos de la zona declinaron pronunciarse sobre el tema, trascendió que este fin de semana se reunirán para decidir quién gestiona la comunidad. En el Port de Pollença, donde Barceló asiduamente colaboraba con la parroquia, aseguran que «no hay indicios de casos similares».