La Conselleria de Medi Ambient i Mobilitat del Govern de les Illes Balears ha impuesto una sanción de 7.000 euros a la empresa propietaria de la planta de tratamiento de residuos cárnicos de sa Marina de Llucmajor por el vertido (sin la correspondiente autorización administrativa) de restos orgánicos provenientes de mataderos.
Medi Ambient ha procedido a multar a la sociedad Col.laboració Mediambiental de les Illes Balears (COMEIB) tras constatar que en el vertedero del Camí de s'Àguila siguen amontonándose, sin aparente control, toneladas de residuos cárnicos cuya descomposición provoca un hedor que, sobre todo durante los meses de primavera y verano, se hace insoportable para los vecinos de la zona.
La propuesta de resolución dictada por el Govern el pasado 10 de enero justifica el importe de la sanción -relativamente bajo- aduciendo que se trata de una «infracción administrativa» que corresponde al «tramo inferior» previsto en la Ley de Aguas para la infracciones «menos graves», al entender que la afección al dominio público hidráulico es «leve».
Tratamiento
Según expertos en la valorización de residuos biosólidos consultados por este diario, el tratamiento de despojos cárnicos mediante la utilización de granjas de gusanos carnívoros, «no produce molestias si se hace bien». «El problema», prosiguen, «es que, en la planta de Llucmajor, los despojos no se tratan de forma inmediata, sino que se amontonan». A tenor de lo expuesto por estos expertos, en la granja de sa Marina de Llucmajor se acumulan sobre una superficie de unas 7.000 metros cuadrados toneladas de residuos a la espera de ser devorados por los gusanos y su exposición a la intemperie «es lo que provoca los malos olores», agregan.
Asimismo, estas misma fuentes denuncian que el terreno sobre el que se amontonan los despojos «no está habilitado» para tales efectos. Así y todo, siguen defendiendo el tratamiento de residuos biosólidos mediante el concurso de gusanos carnívoros. «Si los despojos se tratan en cuanto llegan a la planta, en 20 minutos no queda rastro de ellos. Y sin ellos no hay malos olores», concluyen.