La filoxera se llevó por delante en el siglo XIX variedades de uva para hacer vino como la malvasía de Banyalbufar. Pero ha regresado de la mano de cinco cooperativistas en el pueblo, y con no más de unos miles de botellas al año, ese blanco de muy alto grado y muy buen cuerpo, criado frente al mar, se hace un importante hueco en el mercado de Mallorca y se asoma, como poco, al resto de España.
Ayer la consellera insular de Economia i Turisme, Isabel Oliver, visitó en Banyalbufar la cooperativa Malvasía, cuyos responsables se acogieron en 1995 a la iniciativa del Ajuntament para recuperar una variedad de uva casi agotada en una tierra de excelente caldo durante muchos siglos.
Oliver destacó durante su visita que «iniciativas así contribuyen a que se preserve el entorno agrícola de la Tramuntana, y el Consell apoya decididamente estas producciones locales de especial calidad que son, a la postre, una parte muy notable de la esencia de la Isla».
Esencias
La cooperativa que ha recuperado el cultivo de la cepa de malvasía autóctona de Banyalbufar convierte en vino el fruto de 9.000 viñas repartidas en 18 parcelas de 54 bancales a lo largo de la costa, cuya superficie reunida apenas ocuparía dos hectáreas en superficie. Su producción anual máxima es de 6.000 botellas, en su mayoría de vino blanco, con un grado alcohólico de 14,5 que es consecuencia de su maduración natural.
En Banyalbufar existen también cultivos vitivinícolas de otras variedades de malvasía mediterránea que en los últimos años también se comercializan con éxito.
Así, en el curso de su visita oficial de ayer a Banyalbufar la consellera Isabel Oliver estuvo también en el celler Son Vives, a cuyos responsables también transmitió en nombre de la institución insular su agradecimiento por el trabajo agrícola y de conservación del paisaje llevado a cabo en tan emblemático enclave malloquín».