La vendimia de este año será de récord. Las previsiones apuntan que de las fincas inscritas en la Denominació d'Origen Binissalem podrían cosecharse entre 4.000 y 5.000 toneladas de uva. El año pasado sólo se vendimiaron 2.700. La principal causa de la enorme producción es la gran cantidad de lluvia que cayó en invierno y otoño.
Las consecuencias de la producción, que algunos viticultores coinciden en calificar de «excesiva», ya se han notado. Los primeros en darse cuenta han sido los pequeños payeses (hay más de un centenar en la comarca) con viña pero que no elaboran vino, muchos de los cuales han encontrado dificultades al vender su uva a las bodegas. Sin embargo, la gerente de la DO, Margalida Amat, aseguró ayer «no tener constancia» de ello.
Por otra parte, el presidente de la DO, Pere Calafat, admitió ayer que muchos viñedos «han rozado el límite de producción permitido», que se sitúa en los 9.000 kilos de uva por hectárea. Si una viña produce más de 9.000, pues, la uva no podrá utilizarse para hacer vino etiquetado como DO, con la consiguiente pérdida de valor que ello supone.
Comercialización
Habrá que ver si el exceso de producción acarrea otras consecuencias. Varias fuentes relacionan la no compra de uva a los pequeños payeses con excedentes de vino de años anteriores. Dicho de otro modo, apuntan que las bodegas de la DO producen más vino del que son capaces de comercializar.
Por otra parte, la vendimia realizada durante este año va atrasada respecto al calendario habitual. Variedades como el Mantonegro, que el año pasado ya se habían cosechado, continúa colgadas en la cepa. De hecho, algunas bodegas han parado la vendimia unos días a la espera de que la uva madure.