Las paradas de fruta y verdura llenan de color los mercados más tradicionales de la isla. El gran atractivo visual sigue siendo la mejor marca de los vendedores que se pasean pueblo a pueblo. Las hortalizas del día siguen tomando protagonismo entre textiles y utensilios de cocina.
Son muchos los vendedores que se levantan antes de salir el sol para preparar sus puestos y estar preparados para las horas más intensas en el mercado. Entre las once y la una del mediodía son las horas preferidas por las amas de casa para realizar sus compras.
Según los vendedores «la gente propia del pueblo es la que más gasta en el mercado, ya que vienen y se entretienen aquí toda la mañana. Mientras que los turistas viene de paso y compran tan solo una o dos cosas y siguen su camino».
Más calidad
El trato con la gente y la calidad de los alimentos es el punto fuerte de los mercados. Como dice un vendedor de Vilafranca «no podemos competir contra el precio de las grandes superficies, pero sí por la calidad y el sabor».
Los vendedores de frutas y hortalizas suelen comprar los alimentos en Mercapalma, aunque son muchos los que optan por cultivarlos ellos mismos y así ser los únicos que manipulen el alimento.
Aunque la crisis económica ha afectado a todos los bolsillos, la gente no quiere arriesgarse a la hora de comprar alimentos y siguen apostando por la calidad. Mientras esto siga así, el mercado seguirá vivo.