Los incendios que durante la última semana han quemado más de doscientas hectáreas en la zona norte de Mallorca han acabado también con la vida de más de 3.500 tortugas mediterráneas ( Testudo Hermanni ). Así lo asegura el grupo de Amics en Defensa del Medi Ambient (Gadma) que sostienen que los incendios «han sido provocados».
«Desde la asociación sospechamos que los causantes de los diferentes fuegos son cazadores que quieren tener más espacio para actuar, que los animales no tengan lugar donde esconderse y convertirse, así, en presa más fáciles», explica el portavoz de GADMA, Bernat Fiol. «Cada incendio que ha tenido lugar esta semana tiene a su lado una zona de coto de caza y concretamente Son Doblons (en Santa Margalida) es un lugar recurrente donde cada tres años se provoca un nuevo fuego». De hecho, el último incendio que se tiene constancia que tuvo lugar en la zona data tan sólo del 2008 y se calcinaron cerca de 15 hectáreas y se tuvo que lamentar la muerte de 152 tortugas.
Culpables
GADMA y GOB piden a la Conselleria de Medi Ambient y a la Delegación de Gobierno que no se queden con los brazos cruzados y actúen «investigando al máximo los incendios llegando hasta los verdaderos culpables». Ambas organizaciones instan al Govern a que aplique «una moratoria que impida cazar en las zonas quemadas hasta que la vegetación no vuelva a crecer para dar refugio a las diferentes especies de fauna». En este sentido, Bernat Fiol exige a Medi Ambient que «haga una relación de los incendios que han sucedido en Mallorca los últimos años y se comprobará como todos tienen al lado zonas de caza». «Ya es hora que se actúe de una vez por todas y se aplique mano dura y si es necesario se prohiba cazar en las cotos próximos a las zonas quemadas», anuncia Fiol.
Ayuda
La zona de Son Doblons y Son Real, donde se quemaron más hectáreas, son áreas donde la presencia de tortugas es muy grande y en estas fechas los ejemplares están en periodo de incubación de las crías pendientes que lleguen las lluvias de septiembre para nacer. GADMA ha estimado que por cada hectárea de terrenos habitan al menos veinte ejemplares.
Los incendios han acabado con las crías de tortuga y muchos de los ejemplares no pudieron escapar de las llamas debido a la lentitud que caracteriza este tipo de animales. La pérdida de más de 3.500 tortugas mediterráneas es considerado un hecho «alarmante» por parte de los ecologistas, ya que son «reptiles en peligro de extinción», que a pesar de estar protegidos desde los años setenta y estar incluidos en catálogo balear de especies amenazadas sufren constantes ataques como son los atropellos, la urbanización o los incendios forestales.
La agrupación GADMA alerta también del peligro que implica que particulares capturen ejemplares de tortugas en la Isla, una práctica «que reduce de manera drástica la reproducción de la especie».