La fiesta se prometía enigmática y hasta pasadas las ocho en punto de la mañana de ayer, los macianers no supieron ante qué animales deberían correr en el ya tradicional 'ensierro'. La sorpresa fue mayúscula cuando los asistentes se toparon con un 'xupinasso' de 'herbes dolces' y con unos torero que, ayudado por un supuesto guardia civil, defendía la Fiesta Nacional ante las bocas abiertas y las risas de sus vecinos.
Evidentemente la ironía y el sarcasmo más puros fueron los ingredientes básicos de esta fiesta que, en esta edición, no tuvo como protagonistas a ovejas, asnos, gallinas, asnos o vaquillas detrás de las que correr. Ayer el hilo conductor del espectáculo con sello macianer fue la prohibición de las corridas de toros en territorio catalán.
Ironía
«No es un tema político, los políticos hacen política y los españoles hacen los toros», sentenció un irónico guardia civil, que retransmitía el espectáculo que incluyó el primero 'corretorero' de la historia de Son Macià. Poco después una 'mobilette' ejerció de toro ante el valiente matador que, tras la estocada, fue cubierto, como no, por una bandera catalana.