«De toda Mallorca acuden a la cooperativa para comprar albaricoques», así lo señala Esperança Móra, la gerente de la Cooperativa de Porreres apenas cuando se ha iniciado la temporada de este dulce fruto. Y es que hoy es el día de Sant Antoni de Pádua, un santo que en la payesía se le conoce como Sant Antoni dels Albercocs, y es que a partir de esta fecha ya son muchos los que ponen la escalera debajo del albaricoquero para comer esta aterciolepada fruta.
En Porreres, 51 años después de la puesta en marcha de la cooperativa todavía recuerdan las décadas de 1960, 70 y 80 cuando la producción de albaricoque era una parte fundamental de la economía del municipio y que como señala el presidente de la cooperativa, Antoni Martorell, «exportábamos albaricoques por todas partes, incluso hasta América».
Ahora, hoy en día, la calidad del albaricoque porrerenc y de la comarca no ha menguado, su sabor, su dulzura, y su gusto sigue siendo apreciado por todos los que alguna vez lo han degustado. Pero ahora en el municipio hay sembradas apenas unas sesenta hectáreas de albaricoqueros. Y los sequers se han reducido hasta llegar a unos pocos, casi de manera testimonial, cuando antaño eran uno de los ejes económicos de la economía, y una manera de conservar el albaricoque con el albercoc sec.
Variedades
El rojo carlet, y el canino son las variedades más tempranas, después llegan otras variedades entre ellas una de las más apreciadas cómo es el de galta roja. Este año las lluvias y las temperaturas han respetado la fruta, y se espera una cosecha importante aunque como siempre «no podem dir blat fins que sigui dins el sac». La cooperativa, en estos momentos, cuenta con más demanda que oferta y de todos los lugares de la isla acude gente a Porreres, a la cooperativa, a comprar este anhelado fruto que los nutricionistas consideran rico en minerales, en vitamina y en fibra.