Las ayudas y subvenciones públicas que desde las instituciones supramunicipales se daban a los ayuntamientos y las mancomunidades para fomentar el reciclaje han notado la crisis presupuestaria y muchas han desaparecido.
Los catorce municipios que integran la Mancomunitat del Pla realizan desde hace años la recogida selectiva puerta a puerta de las fracciones de envases, vidrio, papel y cartón y materia orgánica. Para poder convertirse en abonos para la tierra los restos de comida y cáscaras se tienen que se depositar en bolsas biodegradables de fibra de maíz, «que son más caras que las de plástico convencional y más difíciles de encontrar», explica la presidenta de la Mancomunitat del Pla, Joana Maria Pascual.
Por el momento, la Mancomunidad del Pla no ha podido repartir las bolsas que cada año los ciudadanos de la comarca utilizaban para reciclar y actualmente «los vecinos tienen depositar la materia orgánica directamente en el cubo o deben comprar bolsas biodegradables por su cuenta», añadió la presidenta.
Ante esta situación, desde la Mancomunitat lamentan que «este año no podamos repartir las bolsas aptas para reciclar materia orgánica, cosa que corta de raíz un servicio a los ciudadanos que ha conseguido la implicación de toda la comarca en el reciclaje».
Más caras
La falta de subvenciones a la Mancomunitat ha hecho que «negociemos con todas las instituciones públicas y privadas para ofrecer a los ciudadanos bolsas a un precio menor que los ocho céntimos que cuesta cada una y paliar así lo que consideramos una política muy equivocada», concluyó Pascual.
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