Las últimas lluvias ha obligado al cierre de la carretera Andratx-Estellencs, donde el firme en varios tramos se ha hundido y han aparecido numerosas grietas de hasta medio metro de longitud y bastante profundas.
El Consell cerró la carretera el lunes por la tarde y ayer un equipo técnico del departamento de Carreteres evaluaba el estado en que se encuentran los tramos afectados para decidir la actuación a llevar a cabo en el firme. En principio, no hay fecha para la reapertura de la carretera, aunque Bartomeu Jover, alcalde de Estellencs, urgió a la institución insular a acelerar los trabajos para evitar molestias a los vecinos y visitantes del municipio.
La brigada del Consell procedió al desbroce y a quitar hierbas de las cunetas para realizar un estudio geotécnico de la montaña y carretera. En esta ocasión, la situación es más preocupante. Hasta ahora, en esta carretera se habían registrado numerosos desprendimientos de rocas de la montaña, pero no corrimiento de propia carretera. Precisamente, a principios del mes pasado cayó una roca de grandes dimensiones que también obligó a cerrar la vía, aunque no se trata del mismo tramo.
En concreto, la zona afectada por el corrimiento corresponde al kilómetro 105, 700 de la carretera Ma-10 -que atraviesa toda la Serra de Tramuntana-, a cinco kilómetros del municipio de Andratx. Desde la rotonda de esta localidad se advierte del cierre de la carretera, aunque la señalización no era buena y había bastante confusión por parte de los conductores.
El alcalde de Estellencs se traslado ayer al tramo afectado de la carretera y expresó su preocupación por el cierre de la misma. «No es buena época para cerrar la carretera, ya han abierto los restaurantes y los visitantes no se acercan; es un caos», indicó. El año pasado, recordó Jover, hubo una intervención en esta zona. Se produjo un hundimiento, aunque no hubo deslizamiento. Ahora, las grietas son bastante profundas -un metro- y podría tratarse de deficiencias en la estructura de la carretera construida en los años sesenta.
En los últimos años, las constantes lluvias han provocado numerosos desprendimientos en la carretera y corrimientos de consideración. En diciembre de 2008, la carretera de Cala Tuent también cedió, abriéndose una grieta de 30 metros. Durante meses, el núcleo estuvo incomunicado hasta arreglarse y abrir un paso seguro para los residentes y visitantes.