«Para crucifijo, el nuestro». Así de claro lo tiene el alcalde de Alcúdia, Miquel Ferrer, que cuando se cumple un año de la sentencia del juzgado Contencioso administrativo que obligó a un colegio público de Valladolid a retirar los crucifijos «de las aulas y de los lugares comunes», planea celebrar por todo lo alto el trescientos aniversario del Cristo crucificado que desde 1710 ha presidido interrumpidamente las vistas en la Sala, incluso durante la República.
Se trata de un cuadro de Honoras Massot, un reconocido maestro del siglo XVIII autor también de uno de los retablos del Sant Crist de Alcúdia, concretamente el dedicado a San Esteves y Sant Macià.
A estas alturas es de sobra conocida la afición del alcalde de Alcúdia por la historia local y el cuadro del Cristo Crucificado tiene la suya propia.
Corría el año 1710 cuando el Ajuntament d'Alcúdia encargó al maestro Massot que pintara tres cuadros, dedicados a las tres fidelidades de la ciudad de Alcúdia: al emperador que le dio el título de ciudad, Carlos V; al pretendiente de los austrias a la Corona de España, Carlos III, al que en todo momento los alcudiencs tratan como rey aunque resultó el perdedor y al Sant Crist venerado desde tiempos inmemoriales.
De las tres obras, sólo la del Sant Crist ha permanecido estos trescientos años en la sala consistorial, los otros dos han desaparecido si bien el Ajuntament recuperó hace un par de años una copia anónima del de Carlos V, que adquirió para el archivo municipal.
El Ajuntament d'Alcúdia planea ahora celebrar el 300 aniversario de su crucifijo. Volverán a bendecir el cuadro, tal y como se hizo en 1710 y editarán una publicación conmemorativa.