Lloseta rindió homenaje este fin de semana a su industria tradicional al tiempo que la promocionó con la celebración de la Fira de la Sabata, que con la de este año llega a su décima edición. Los actos comenzaron la mañana del sábado con la celebración de una misa-homenaje a los zapateros locales. Seguidamente, las autoridades, con el alcalde a la cabeza, inauguraron oficialmente la feria con un paseo.
El buen tiempo que acompañó tanto en la jornada del sábado como en la del domingo -cabe recordar que el año pasado llovió- facilitó que numerosos ciudadanos de toda la comarca se animaran a visitar la feria. La concejal de Fires i Festes, Maria Alemany, puso «un diez» al acontecimiento.
Este año, y a pesar de la crisis, el Ajuntament no ha podido aceptar todas las solicitudes presentadas por los feriantes para exponer en el evento. En total, según Alemany, había cerca de un kilómetro lineal de exposiciones, con más de setenta carpas proporcionadas por el Ajuntament y otro tanto dedicadas a la artesanía. El recorrido ocupaba enteramente las calles de Mestre Antoni Vidal i Guillem Santandreu, toda la plaza y sus alrededores, una parte considerable de la calle Joan Carles I y los jardines del palacio de Ayamans.
El emplazamiento más visitado fue la plaza de Espanya, donde las empresas locales dedicadas al calzado instalaron sus carpas y vendieron sus productos con descuentos de hasta el 30 por ciento. Igualmente de exitosas cabe calificar las demostraciones de fabricación artesanal del calzado que hicieron los sabaters llosetins.