Un impresionante molino de piedra recibe al visitante a la Fira de Binissalem dedicada al oficio de trabajar la piedra. El Ajuntament deberá ahora buscar una nueva ubicación a esta pieza donada por los margers y picapedrers y que durante todo el fin de semana ha sido el centro de las miradas en la plaza, a los pies de la iglesia.
La VI Fira de la Pedra congregó ayer a cientos de personas que acudieron al municipio para disfrutar de esta muestra de carácter fundamentalmente artesano nacida hace siete años y que se combina con gran éxito, desde hace dos, con una reconocida muestra de la gastronomía local. El binomio, artesanía-gatronomía, se consolida en el panorama de ferias de la Part Forana, especialmente en tiempos de crisis.
La Fira tuvo ayer menos gente que en otras ediciones, lo que permitió pasear con mayor libertad en un día nublado que no acompañó. La II Mostra Gastronómica no defraudó y especialmente el sábado por la noche superó todas las previsiones, coincidiendo con la gran presentación de la nueva bèstia de foc de Binissalem la En Cendrada.
Pocas novedades respecto a ediciones anteriores, la clave del éxito es apostar a lo seguro y así, la piedra se volvió a concentrar en la plaza, envuelta por el resto de maestros artesanos. Los más pequeños disfrutaron en el taller de oficios, practicando la elaboración de mosaicos o de recipientes de barro.
Se recuperaron además los tradicionales fideus, con aforo limitado a 500 personas en la plaza. Quizá precisamente la comida popular contribuyó ayer a que la II Mostra Gastronómica respirara sin las aglomeraciones de la noche anterior, este año a cubierto bajo carpas por si asomaba la lluvia.