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Mancor

El nieto del último alcalde de Biniarroi

Joan Gual Pou es uno de los tres vecinos censados en la pedanía, despoblada desde 1956

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Fue en 1945, dos años después del último gran corrimiento de tierras que se recuerda, cuando Joan Gual Pou abandonó la pedanía de Biniarroi. Contaba entonces cinco años de edad, pero la tranquilidad y las vistas hicieron mella en su memoria. En el año 2000, Joan Gual, de Can Ripoll, el nieto del último alcalde de Biniarroi, destinó buena parte de sus ahorros a la adquisición de dos de las casas del llogaret (una para él y una para su hija). Ambas han sido restauradas cuidadosamente y nueve años después Joan es uno de los tres vecinos censados en el núcleo, despoblado desde la gran nevada de 1956.

«Aquí los corderos son nuestro despertador, a las siete de la mañana cuando clarea empezamos a oírlos», explica el nieto de Jaume, de Cas Bellaco. Su vivienda, restaurada escrupulosamente siguiendo la estética rural de la zona (no en vano regentó una conocida tienda de antigüedades en Inca durante años), se convierte los fines de semana invernales en centro ideal de encuentro para los amigos. Ayer mismo, él y su mujer Catalina Gomila, disfrutaban de un arròs pobler junto a Miquel Pericàs, Catalina Socías e Isabel Crespí.

Con mirada nostálgica Joan Gual enseña a las visitas la casa de su infancia, Can Marranxo, en estado de ruina casi completa, la vivienda que durante años guardó su familia que vivía de explotar aquellas tierras. Cuando en el año 2000 compró casa en Biniarroi se decantó por una vivienda de menor tamaño para poder afrontar la rehabilitación.

El Ajuntament negocia ahora con los vecinos la posibilidad de redactar un plan especial que garantice la conservación de Biniarroi con su estética tradicional.

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