CARMEN RUIZ/M.J./EFE
Los movimientos de ladera, deslizamientos de tierras, desprendimientos rocosos, hundimientos y avalanchas de rocas que han tenido lugar en la Serra de Tramuntana desde el 20 de octubre al 12 de enero por las intensas lluvias convierten a Mallorca «en un laboratorio expecional para la validación de los modelos predictivos de peligridad». Así lo pone de relieve el Instituto Geológico y Minero de España, que asegura que geólogos trabajan en esta materia en colaboración con la Universidad de Granada. Serán claves también para «mejorar las cartografías de riesgos frente a estos procesos naturales y el desarrollo de planes de prevención», según un comunicado remitido ayer por el mencionado organismo.
El instituto recuerda que un informe publicado a finales de 2007 ya advertía que en el caso de que se superase un umbral de lluvias de 130 mm (que equivale a 130 litros por metro cuadrado) en 24 horas, podrían desencadenarse movimientos como los generados. Se zonificó la Serra en áreas de mayor o menor grado de peligrosidad y se ha confirmado que «el sector central de la Tramuntana es el de mayor peligrosidad a este tipo de fenómenos».
Lo «verdaderamente inesperado» para los geológos fue que entre el 14 y 16 de diciembre se resgistraron los valores de lluvias diarias más intensas desde 1944. En concreto, el 15 de diciembre se registron en Lluc valores de lluvia máxima de 24 horas de 276 mm.
Los desprendimientos se siguen produciendo «ya que no son fenómenos de respuesta inmediata», según explica Rosa Maria Mateos, directora del organismo en Balears y alerta del peligro de caminar por zonas de alta montaña.
El Instituto Geológico y Minero ha inventariado 10 movimientos relevantes y destaca el desprendimiento de Son Cocó, en Alaró, que ha movilizado más de medio millón de metros cúbicos de roca, desplazando a lo largo de medio kilómetro bloques de piedra del tamaño de una habitación y de unas 3.000 toneladas de peso. «Estas avalanchas son extremadamente peligrosas, ya se que comportan como auténticos ríos de roca». En este caso, afortunadamente se ha producido en una zona deshabitada.
El último desprendimiento se produjo el domingo en Cala Banyalbufar.