ANTONI POL
Hasta un millar de botellas de cava se sirvieron ayer en el bar L'Altura para festejar los seis millones de euros que el gordo de Navidad dejó en Lloseta. O quizás fueron algo menos, porque el comprador de los décimos premiados, Andreu Abrines, aseguró no recordar exactamente si había adquirido diecinueve o veinte boletos con el número 32.365, cada uno de los cuales tiene un premio de 300 mil euros (cincuenta millones de las antiguas pesetas).
En cualquier caso, ayer había unos 25 llosetins afortunados. Diecinueve de ellos (o dieciocho) habían ganado los 300 mil euros íntegros para si solos. Los seis restantes jugaron un solo décimo a medias, por lo que les han tocado cincuenta mil euros a cada uno. Se trata de un grupo de seis amigos que habitualmente juegan sus apuestas (quinielas, primitivas, etcétera) a medias. Por Navidad cada miembro compra un décimo y luego se reparten lo que ganan entre los seis. Uno de ellos tuvo la afortunada ocurrencia de encargar un boleto a Andreu Abrines, que junto a otros tres llosetins tenía previsto desplazarse a la capital catalana para presenciar el partido que el Barça disputó contra el Getafe el pasado 23 de noviembre. Los otros agraciados con el 'Gordo' son el mismo Andreu Abrines y sus otros tres compañeros barcelonistas -Joan Biblioni, Antoni Simó i Bernat Campins- y otra quincena de llosetins que también encargaron lotería de Navidad a la expedición barcelonista.
«Que el décimo acabe en cinco», le sugirió Toni Moreno a Andreu Abrines antes de que este último partiera para Barcelona. Andreu le hizo caso. «Nos acercamos a una administración de la Rambla, pero había mucha cola. Vimos otra con menos gente unos metros más abajo y allí compramos los décimos», recuerda Abrines. «Le pedí los boletos al dependiente, y este me preguntó si quería alguno en especial. Entonces me acordé de Toni Moreno y le pedí que acabara en cinco».