F. B.
Con la salvedad de la negativa a figurar con su nombre y foto en la encuesta, casi nadie eludía ayer en Llucmajor opinar sobre la sentencia recaída en el alcalde y su inmediata dimisión. La inmensa mayoría de las respuestas coincidieron al señalar que Lucas, como le llaman quienes le conocen desde niño, «es un hombre honrado que no se ha llevado un duro y no merece lo que le pasa», aunque matizaron que «con esas compañías políticas se ha complicado la vida».
Pocos sabían, ya bien entrada la mañana, que el alcalde había entregado al secretario municipal su renuncia como integrante de la Corporación. «Pues ahí lo tiene -señaló una mujer frente a las cámaras apostadas ante el Ajuntament-, incluso para eso ha sido discreto, con tanto pelagatos pegándose por cuatro segundos en la tele».
Decenas de veces las mismas preguntas, y nadie contestaba subiendo el tono de voz. «El que con niños se acuesta meadito se levanta, sí, pero Lucas es un tipo cabal y salimos perdiendo sin él», sentenciaba un comerciante al bajar la reja del establecimiento.
Marcaban las dos en el reloj que está encima del despacho que ya no volverá a ocupar el ex alcalde Lluc Tomàs.