FRANCISCO BARRASA
Tras conocer la sentencia que le condena a severas penas de cárcel e inhabilitación para cargo público, Joaquín Rabasco Ferreira fue contundente: «No me he llevado un puto duro de nadie -indicó- y no quiero echar la culpa al alcalde, pero yo no tenía ni firma ni llave de la caja municipal».
Los fundamentos de Derecho de la sentencia de la sección primera de la Audiencia de Palma señalan que «al final la práctica totalidad de lo percibido, de una forma u otra fue a parar a los bolsillos de Joaquín Rabasco», y los magistrados forman convicción de que «de esta manera financiaba ilegalmente a ASI y a él mismo». Rabasco señaló a ese respecto que «en el fondo estoy contento porque vengo absuelto de los cargos de negociación prohibida a funcionario, cohecho, defraudación a la Administración, uso de información privilegiada, tráfico de influencia y prevaricación continuada, que me hicieron la vida imposible durante siete años, de manera que recurriré al Supremo para me deje limpio de imputaciones como malversación de caudales públicos y alzamiento de bienes, ya que no las puede cometer quien no tiene relación alguna con la caja municipal».cLa inocencia proclamada por Rabasco tras la condena judicial no tuvo ayer apenas eco ayer en la valoración de formaciones políticas presentes en el Ajuntament de Llucmajor, al considerar de forma unánime los potavoces del PSOE, Bloc y UM «que las argumentaciones de la sentencia respecto a ese señor detallan con suficiente claridad cuáles fueron sus actuaciones con respecto a los caudales del municipio».
De hecho, el presidente del Govern balear, Francesc Antich, se limitó a considerar que ahora «se deberán tomar las determinaciones que se deban tomar a nivel político», lo que no implica a Joaquín Rabasco, que dimitió poco después de las elecciones de 2007 como concejal electo de ASI en el Consistorio de Llucmajor.