2008 es un año de celebraciones para los gabellins. A la conmemoración del 150 aniversario de su independencia de Artà, se le suma la de los 25 años de la cesión del Castell al pueblo, que hasta entonces estuvo en manos privadas.
Símbolo de Capdepera, la historia de esta localidad no puede explicarse sin la de su castillo. De planta triangular, imponente y sobrio, domina el extremo más oriental de la Isla. Se construyó hace más de 700 años por orden del rey Jaume II, aunque al contrario de lo que se suele pensar, la finalidad de esta fortaleza no era defensiva. Como apunta Josep Terrassa, gran conocedor de su historia y autor de diferentes estudios sobre Capdepera, «al principio no se pretendía construir un castillo, sino fijar la población».
En efecto, en una tierra despoblada como la Mallorca de después de la conquista catalana, era necesaria gente para proteger una zona tan lejana a la capital. Es por eso que «se decidió crear un pueblo encerrado en la muralla», justo al lado del lugar donde se alzaba la Torre de Miquel Nunis, de origen musulmán.
A la de Nunis, a lo largo de los años se le fueron sumando cuatro torres más, una capilla, la casa del gobernador y el camino de ronda que rodea la muralla. Todos estos elementos son testigos de lo que fue esta fortaleza que se ha convertido en símbolo de un pueblo. El Castell también conserva las señales que dejaron los elementos desaparecidos con el tiempo. Así, perforadas en la muralla, se observan aun los agujeros que antes aguantaban las vigas de las casas de los antiguos pobladores. Son la prueba de que Capdepera se construyó dentro de un castillo.