J. SOCIES/ J. M. SASTRE
La fuerte tormenta que descargó en Porreres el pasado martes a mediodía, con fuerte aparato eléctrico, golpeó con fuerza. Cerca del núcleo urbano, un rayo mató a 23 ovejas y siete corderos.
L'amo en Tomeu dels Fideus, propietario de la finca, no se lo explicaba: «Yo creo que ha sido un relámpago, pero tampoco lo puedo asegurar. No hay nada calcinado, y el almendro no tiene ni una rama rota, cosas de la naturaleza».
«Yo estaba en el pueblo, comiendo, y al llegar aquí me encontré con esta masacre». L'amo en Tomeu hace más de treinta años que se dedica a los animales, por lo que «para una persona que ama a las ovejas esto es un drama, hay una tercera parte del rebaño muerta».
Las setenta ovejas del rebaño pastaban en un cercado próximo a la casa y ante la tormenta, se arremolinaron, como siempre, debajo de un árbol, que atrajo la descarga. No se sabe dónde cayó el rayo pero de los setenta animales, 30 fallecieron en el acto. Ayer, la finca de l'amo en Tomeu era un ir y venir de vecinos de Porreres que se acercaban a ver lo ocurrido. «Yo hace años que tengo animales y nunca me había pasado una cosa de éstas, ni tan sólo lo había oído contar, es que hay que verlo para creerlo».
Ayer, los veterinarios de la Conselleria d'Agricultura acudieron a Porreres para tomar nota de los hechos y realizar los análisis a los animales para poder averiguar el motivo de la muerte, aunque el pastor del rebaño lo tiene claro: «Esto ha tenido que ser obra de la Naturaleza. Ahora esperaremos que las pruebas nos digan el motivo de la muerte, pero si no ha sido un rayo no hay explicación humana».
El propietario, pese a perder una tercera parte del rebaño, no se plantea en ningún caso abandonar el rebaño.