La sombra del conflicto legal y político que vive el mercado cubierto estuvo presente ayer en el Patronato del Teatro Principal en el que se debía aprobar el proyecto básico y el proyecto ejecutivo del edificio, propiedad del Govern, Consell y Ajuntament. La aprobación del proyecto básico requirió la intervención del secretario municipal y finalmente, todos los partidos políticos, a excepción de Independents d'Inca, «aceptaron y asumieron» el proyecto en lugar de «aprobarlo» como estaba previsto. Tanto el Bloc como el PSOE puntualizaron que el proyecto actual supone que deben solventarse una serie de deficiencias. Y es que el proyecto, elaborado por el arquitecto Antoni Pons, tiene más edificabilidad de la que permite el planeamiento, contempla cuatro plantas cuando sólo se permiten tres y tiene una caja escénica 7 metros más alta de lo permitido, según el informe elaborado por el arquitecto municipal que observa, además, que si se construye el edificio deberán realizarse cambios circulatorios en la zona y que una parte del edificio dispone de un voladizo que invade parte de la calle Martí Metge.
El alcalde, Pere Rotger, interpretó las «puntualizaciones» de PSOE y Bloc como un modo de «remar en contra y poner trabas» al Teatre. «Cumpliremos escrupulosamente la normativa y ahora sólo nos hace falta que Medi Ambient apruebe una memoria que nos permitirá llevar la adaptación del Plan General al Plan Territorial al Consell en febrero para poder tenerlo todo tramitado y legalizado en mayo», anunció. La estrategia de Rotger, sin embargo, no convenció a los representantes del Bloc y del PSOE que se negaron a «aprobar un proyecto con deficiencias».
Rotger lanzó un ultimátum al Consell y al Govern y el Patronato aprobó el plan plurianual para que el Ajuntament financie la tercera parte de la obra que le corresponde mediante un préstamo hasta 2039. «Pido estos cuatro meses de tramitación urbanística para que el Consell y el Govern se comprometan a financiar el Teatro», dijo.